02 marzo, 2011

La inquisición de los adúlteros

-¿Y tú qué haces en este agujero?
-Fui acusado sin razón, igual que tú, que todos.
-Oigan. Hay pasos sobre nuestras cabezas. Deben ser los celadores.
-Allá afuera no hay nadie. Los pasos están dentro de tu cabeza. En cambio cuando me arrastraban para acá yo escuché algo verdadero.
-¿Qué fue?
-¿Algo espantoso?
-No podía ser otra cosa en este lugar. Escuché ni más ni menos que las atronadoras voces de nuestros jueces, urdiendo una nueva pesadilla.
-¡No es posible!
-El averno debe ser más clemente.
-Eso no es todo. El nuevo castigo no está hecho para descargarse sobre nosotros sino sobre otros acusados, sentenciados por otras culpas. A nosotros se nos acusa de herejía, un pecado y un crimen mortales. Lo de estas personas es menor, pero amenazante, como los mismos jueces espetaron.
-Las ramificaciones del pecado son intrincadas.
-Acaso todos estamos malditos en distinto grado.
-Es lo mismo que dijeron ellos. Les escuche hablar acerca de... triángulos. Y de adúlteros.
-Eso ya suena mal.
-Sin duda se trata de torturarlos en máquinas o con objetos de formas triangulares.
-!Exacto! Pero tomen aliento y prepárense, porque cuando escuchen lo peor no podrán dormir. La tortura no será aplicada por humanos... sino por el propio demonio.
-¡¿El Demonio?!
-¿Vendrá a aliarse para hacer las torturas y lograr las confesiones?
-¡Es ridiculo! ¡Es demencial!
-Se supone que él es el enemigo que el mundo persigue...Aunque ya no sé si para matarlo o para adorarlo.
-Lo mismo pensé, pero les escuché decir que el diablo tiene tres artefactos de tortura para los adúlteros: los triángulos, tres tipos de éstos. Pero para que comprendan cómo funcionan sepan primero que los adúlteros son condenados por su relación con el Mal Supremo, el mismo que invita a pecar destruyendo las uniones hechas por medio del Sacramento. ¿Comprenden? Un adúltero representa un hereje en potencia, según las propias palabras de los jueces.
-¿Y si es algo menor que la herejía por qué es el diablo quien debe aplicar el castigo?
-Además,¿ cómo tienta el diablo a pecar, si nos hará doloroso el pecar?
-Primero, justamente por ser menor la falta es que se le relega a él la tortura, pues lo consideran un ser inferior por sus pecados. Y la forma cómo invita es, si no entendí mal, con un néctar de dulcisimo gusto, que en verdad es el veneno castigador.
-¿Y los triángulos?
-¿Cuál es el néctar?
-El amor. Y sus triángulos son el castigo. Los hay de tres tipos: El más terrible de todos es el equilátero, ya que cada esquina es una víctima; colocadas a la misma distancia entre sí, cada una tira de las otras dos y es tirada por las otras dos con la misma terrible fuerza , pues los tres desdichados guardan amor entre sí, a pesar del agravio. Dígase el caso de un hombre que ama a dos hermanas, mismas que desde luego están condenadas a quererse con la sangre, no obstante la cólera que la agita al convertirlas a la rivalidad, pues además cada una comprende por qué la otra ama a ese hombre. En el triángulo isósceles, una persona sufre la tortura de ser dividida por el pecho y tirada de ambas cámaras del corazón por dos fuerzas de idéntica intensidad; dígase una mujer que ama a dos hombres que nunca se habían visto, aunque comparten el don de torturar a la misma mujer, la esquina apartada que además deberá soportar la dolorosa tensión que le renuevan sus novios al querer matarse entre ellos. En el triángulo escaleno se coloca a los adúlteros en las esquinas más próximas entre ellos y la pareja abandonada queda lejos del rival a quien odia pero más lejos de su pareja a quien quiere y tira de ambos desde su punto, torturándolos al no permitirles unirse pesar de estar en estrecha unión.
-¿Por qué el diablo permite esas cosas?
-¿Y lo jueces lo saben y lo consienten?
-Lo utilizan. Invocan al demonio para maldecir a los adulteros. Así es como él les infringe peores tormentos ante los que están libres de pecado.
-La puerta se abre.
-Estos no son demonios, pero sin duda estamos en el infierno.