16 agosto, 2017

Si yo estuviera ahí todo sería muy diferente de lo que está pasando ya que me levantaría ante el enemigo y los haría perder mientras toda la gente sin importar dónde se encontraran me apoyaría y ni las bombas que están cayendo en todo el campo me pararían. Van todos corriendo y no quieren soltarla los enemigos aunque ya llevan cuatro quieren más y están haciendo sufrir a los nuestros pero si yo estuviera ahí mis pies no tocarían el suelo y esos de azul no podrían con nosotros y no estaríamos sin ninguno y ellos serían los que tuvieran ninguno y todos serían nuestros. No puede ser que perdamos. Ha comenzado a llover y se forman charcos en todas partes también se puede oler desde aquí lo que ellos huelen como el pasto que sale volando cuando dos se encuentran y pelean por ella y me gusta cómo pelean por ella ya que se ve que los nuestros no quieren perder y la lluvia está más fuerte a cada momento porque ya no son charcos sino mares los que deben de cruzar y si alguien cae a uno de esos mares es seguro que se pierda para siempre porque se ve que no sabe nadar ninguno de ellos aunque si eso pasa y sólo son los nuestros los que caen en el mar y se ahogan puede llegar el momento en que no quede ninguno allá y me tengan que llamar a mí para que vaya a su rescate aunque así les podré enseñar que sé nadar y no me ahogaría mientras toda la gente que está allá también me apoyaría y se escucharía en todas partes mi nombre en medio de la lluvia cayendo hasta mis pies para que no me pare ni un momento y nos haga ganar. Pero qué es eso si otra vez los enemigos consiguieron otro y los nuestros se les quedaron viendo y ya hasta parecen gatos mojados que no se quieren mover porque piensan que se van a mojar más y los otros siguen ganando siguen lanzando sus tropas en nuestra contra y los de nosotros únicamente se les quedan viendo. Me da tanto coraje que esto esté pasando ya que los puedo salvar. Me metería entre ellos y correría hasta llegar a la parte enemiga y anotaría diez o quince de un solo golpe. Mi patada rompería sus paredes y toda su gente que sigue aplaudiendo a los suyos ahora gemiría del odio ante mí el gran héroe de todos los tiempos. Mi papá se ha levantado y me está diciendo que ya no tiene sentido el ver esto y que se encuentra cansado. Me dice que si ya nos vamos aparte de que ya se encuentra todo mojado y ni garganta la está doliendo pero sé que ellos todavía pueden ganar. Gol. Por fin metieron un gol y la gente se levanta. No me dejan ver. Trato de empujar a los que están enfrente pero son más pesados y terminan aplastando mis manos entre ellos aunque puedo saber cómo es que fue ése gol. El pasto salía golpeando las gotas de lluvia que caían sobre la cancha y su respiración se hacía más y más fuerte. Me pasó el balón. Galopaba sobre mares. El balón no se apartaba de mis pies. Venían ocho en mi contra. De sus ojos brotaban demonios que me perseguían. La gente de nosotros desde sus lugares y mi papá también me apoyaban en la carrera. Todos pedían que no perdiera el balón. Uno se me lanza por la izquierda y brinco con el balón entre las piernas para que no lo toque. El segundo y el tercero me llegaron por ambos lados. Me detuve tres segundos para que pasaran de largo y así girar por su lado débil y dejarlos atrás. Del Cuarto al sexto se me paran como estatuas para intentar intimidarme. Tengo que lanzarme en contra del que está en medio y lo tumbo. Los que quedaban no podían creer lo que estaba pasando. Sólo me veían pasar. Ahí estaba cuidando su base. Pateo el balón y con la fuerza se seca toda la cancha pero sigue lloviendo. Nada más puedo ver que el portero llora. Mi papá se siente satisfecho y nos vamos. Me dice: No volveremos a venir a ningún juego.