19 mayo, 2013

Schopenhauer para niños.



                                                                                                                                                                                                        
Profesor de filosofía.
(Beodo)

A ver, jóvenes. ¿Quién me dice en qué nos quedamos ayer? ¿Existencialismo? ¿Les suena? ¿Pesimismo? Estábanos hablando de que Schupen… Chopen… ¡Este güey!, era tan piola y la tenía tan pero tan larga, como filosofo claro está, que alcanzó a procrear otros seguidores suyos de él en el futuro posterior. El primero que se les ha de venir a la mente es Niche (hipo y risa burlona). ¡El pinche Niche, ca’on!  D’eso tábamos hablando. Pos ahora les voy a contar de cómo nació la filosofía de este carnal. Resulta que una noche andaba de pedo con el pinchi Wagner… otro cabrón ese bato… otro pedo ese par de compas. Si hubieran vivido en Jalisco o el Bajío, en la época de Pedro Infante y Jorge Negrete, los habríamos visto a caballo y con guitarra, cantándole al amor, las mujeres y la muerte. El Niche gozaba de la vida, pero también era muy macho y no se rajaba con el dolor. ¡A güevo! Ora que eso del machismo era pura pose pa’ jalar pollitas. Porque a las viejas les encanta que las maltraten. Lo malo fue que no le explicaron al baboso que les gusta que las traten como mensas, no que escriban libros donde las traten de mensas.  Por eso no hallaba su nalga gemela. Y eso del escepticismo moral… también pura pose. Si el güey amaba a Platón más de lo que admitía. Una vez su jefe lo halló masturbándose con el Gorgias. (risas ahogadas) Le fue pior que cuando le cacharon Fenomenología del Espíritu debajo de El Mundo como Voluntad y Representación (más risas). Decía que era un palimpsesto improvisado. Total, que una noche que anduvieron de calientes y de malacopas, saliendo del hurenhaus, o como dirían en Roma, el Nalgatorium, el Wagner le dijo al Niche: Mann, estás bien destruido. Dame las riendas, ca’on. Yo manejo. Y aquel güey: ¡nicht! (¡ni mergas!) Bien rejego, como siempre. Ahí se estuvieron, discutiendo una hora junto al carruaje. Ya por fin el Wagner, que para lo que era bueno era pa’ eso de la componida, pero no pa’ discutir como comadre, ya harto le dijo: bueno güey, ¡tú sabrás…! Y se subieron y arrancaron. No, chavos… el pinche Niche se sentía el Übermensch. Iban hechos la chingada con sus dos caballos de fuerza. Imagínensen, como dirían en alemán, iban a más de 40 km/h. En una esquina ya se andaban volcando. El pinche Wagner se estaba cagando, y con razón. Yo creo que de ahí le salió la inspiración para Ritt der Walküren. Le gritaba: ¡párate, pendejo, nos vamos a dar en la madre…!; ¡o mínimo nos va a parar un tamarinde! Pero a aquél le valía madres y hasta le daba más recio. Y a cada lado ya parecía que se embarraban en un poste o en un árbol. Y el Wagner pa’ esto iba chillando y sin saber a qué santo encomendarse. Como último recurso le dijo: ¡ten compasión de los cristianos de a pie! El Niche, nomás de oír esto, metió cuarta y ora sí ni un tamarindo los iba a parar. Porque sepan que él creía que la compasión era pa’ maricas, que a la vida había que abrazarla… por los güevos, y que el último cristiano ya se había muerto en la cruz. Por fin, en una esquina… ¡mole! Se llevaron a un cristiano de corbata. Con el enfrenón que pegaron el Wagner salió volando del pescante. El Niche como sea se agarró de las riendas y nomás se dio un sentón. N’ombre, si aquello hubiera pasado en una película gabacha y gacha habría sido así de Wagner todo histérico gritándole: You crazy asshole mothefucker, what that fuck is wrong with you?; are you out of your mind, you twisted cocksucker? Y Niche habría sido así de: come down, dude; It’s cool, chill out, man… Y el pinche Wagner: don’t fuckin tell me that chill out, you fuckin superweirdo. Y el pinche Niche: Ouh, ouh!, easy dude, don’t fuck me with that shit; be cool, all right? Don’t fuckin ouh, ouh me, man… That ain’t right… You fuckin fuck!. Ya ven que en vigas no tienen que digamos mucho repertorio los gringos. Yo digo que por eso se cabrean tanto. Por no poder sacar su pinche enojo saludablemente, con vigas de más colores, de perdido. Ha de ser retefrustrante, ¿no? (hipo) Pos bueno… Así sería en versión Hollywood, y así fue de veras, pero en alemán. El Wagner le gritaba: No manches, pinche loco, qué te pasa, ¿ya vistes lo que hicistes? Y el otro: ¿Qué, qué pedo? ¿Le rayé un costado al caballo, o le abollé una calavera al carruaje? Y cuando fue a checar qué onda hasta la peda se le quitó. Nomas de ver que la calavera abollada no era del carruaje. Primero. Y segundo cuando el pinche Wagner todo encabronado le gritó: arschloch, ¡acabas de atropellar a Dios! Tonces, al Niche se le ocurrió alegar que ya estaba atropellado cuando lo atropelló él y lo único que dijo fue: Dios ha muerto, el hombre lo ha matado. Y cuando la policía le preguntó cuál hombre, el Niche señaló al Wagner, y dijo: ¡ese puto! Y que me lo cargan. El Niche la libró muy chingonamente porque pasó el alcoholímetro aunque andaba hasta el culo. ¿Cómo está eso?, se preguntarán ustedes. Pos han de saber que el Niche era pedo, pero no de carrera larga. Se ponía alegre hasta con rompope. Con decirles que esa noche con medio calimocho ya se las andaba dando a un positivista.  Total que al pobre Wagner lo culparon de homicidio culposo, con agravante de nihilismo y dejar sin Dios al siglo XX. Pero al final quien se llevó el crédito de haber denunciado el asesinato fue mi compadre Niche. Después de eso no se volvieron a hablar hasta que Hitler los reconcilió. Y bueno, jóvenes, aquí se acaba la lección porque yo también acabo de atropellar a un cabrón y seguro que no tardan los esbirros en venir con el reclamo.



Oficial de la ley
(Irrumpe en el aula)
Queda usted detenido por el atropello cometido a Friedrich Nietzsche.

Profesor de filosofía
¿No les digo?