19 julio, 2017

Insinuación

Va corriendo por la calle en la madrugada. Sigue agitadamente por las calles, deja salir una respiración forzada. Corre sin zapatos; los pies van casi sin tocar el piso; sigue su andar con una marcha larga y desesperada. Las farolas de la calle iluminan su figura a cada cinco metros. Trata de no voltear sólo para evitar ver eso nuevamente; no quiere mirar el resplandor morado que cada noche exactamente a las 3:45 am lo lleva a una habitación blanca -ahí puede pasar varios días-, donde puede conocer el olor de las horas que pasan a su alrededor; pero al final, al regreso siempre vuelve 4 minutos antes de la hora de partida. Anda por una ancha y larga avenida repleta de árboles y efigies antiguas; al final de la avenida se ve el obelisco, el grano sobre la cara de la ciudad; siempre iluminada con su pálida y amarillenta luz. Hay un destello atrás de él, pero no es lo que le indica que ya debe regresar. Las 3:43 am, todavía tiene tiempo para escapar. Corre hacía el obelisco, algo le dice que si llega podrá estar a salvo; es enorme y puede ser lo que le dé su salvación, aquello que lo libre del acoso de todas las noches; una historia que se repite desde hace ya trece años. Comienza a sentirse alegre de estar tan cerca de lograr su cometido. El resplandor morado aparece del lado izquierdo, entre un nogal y el busto de Voltaire. Mira la luz y toma una minúscula pausa; no sabe a dónde se ha ido la luz morada. Las 3:44 am, queda tiempo para que termine el minuto restante. Ya logra distinguir los pequeños gradados sobre el cinturón del imponente obelisco. Los grabados van desde imágenes de animales mitológicos hasta seres humanos grotescos; las otras partes del obelisco muestran una sola línea que recorre en forma oblicua toda su figura. 3:44 am con 30 segundos, queda tiempo. Ya casi lo está tocando; la luz morada aparece atrás de él. Medio centímetro de su objetivo; ya no puede moverse; siente como si un par de ganchos se clavaran por sus omóplatos y lo jalaran a esa habitación. 3:41 am, se levanta de su cama aturdido pero con la intención de salir corriendo a la calle directo al obelisco, algo le dice que ahí conseguirá terminar con sus miedos…