12 julio, 2017

Buenas Noches

Es tan linda, y más cuando tiene los ojos cerrados, qué pena que se tenga que ir tan pronto, no tardarán mucho para que manden por usted, siempre estaba muy callada, hasta parecía que había dejado la voz en el lugar donde nos conocimos, ah…, recuerda éste día, la tarde fue demasiado caliente como para no recordarla, usted caminaba con un lindo vestido verde, miraba los aparadores, yo la observaba de lejos, me llamaba la atención cómo caminaba, parecía que daba pequeños saltitos, así pasaron las horas, la noche cayó y mi intriga por usted seguía, es cierto, la seguí por todos lados en el día, pero no me puede culpar de hacer algo así, era imposible no verle mas me resistía todo lo posible para hacerlo, le aseguro que mucha gente vio lo que estaba haciendo, pero nadie interfirió porque se daban cuenta de que lo hacía sólo por el gusto de deleitarme con su presencia, entró a un local para comprar un helado, yo también entré, siempre lejos para que no se diera cuenta de mi presencia, chocolate, no me gusta el helado de chocolate, en realidad nunca saben bien, pierde el encanto el sabor cuando lo manipulan para hacerlo nieve, es como si no supieran cuánta azúcar se le debe de poner y que no se tiene que exagerar con la cantidad de leche, sin embargo usted pidió un helado de ese sabor, por mi parte elegí uno de nuez, se sentó junto a la ventana, la noche, a pesar del calor de la tarde, era fresca y se le reflejaba en la cara, disfrutaba de la nieve, sus labios sin maquillaje alguno disfrutaban de su sabor, era como si el tiempo corriera para atrás y me dejara ver en este momento la forma en que se derretía el helado en su boca, atesoraré ese recuerdo aún cuando pierda la memoria, podría ser lo que me ayude a seguir con cordura en mi vejez, ahora la veo tan callada, el mismo día me atreví a hablarle, luego de varias horas de seguirla, que repito, no era por hacer algún mal, sólo tenía tantas ganas de permanecer a su lado, le hablé, y usted no me escuchó, seguía caminando con muchas bolsas cargadas, casi todas con ropa y libros de segunda mano que compró poco antes de su helado, en una bolsa traía el abrigo que tiene puesto ahorita, verde, como el vestido, no me iba a quedar con las ganas de por lo menos escuchar su voz más de cerca y lo que quería era saber cómo pronunciaba ahora usted un Buenas Noches, le hablé y seguía caminando, era una calle sola, las horas no eran las indicadas para acercármele y desconfió de mí, no le reclamo que hubiese huido a un desconocido que le gritaba Buenas Noches, pero en serio, sólo quería escucharla decir eso, únicamente dos palabras me eran suficiente, por un momento me entró cólera por que corría de mí, no le haría daño, Buenas Noches yo decía, usted corría, corrí, eso la hizo entrar en pánico, gritaba y eso me hizo también entrar en pánico, no me quedaba más alternativa que llegar hasta donde usted estaba para explicarle lo ocurrido que yo buscaba un Buenas Noches, cuando por fin logré estar a su lado volteó y me golpeó con sus bolsas, una con varios libros hirió mi cabeza y fue ahí cuando me enojé, le solté un golpe, se tumbó en el suelo, gritaba todavía, estaba asustado, no quería que nadie viera eso, le pedía que dejara de gritar y usted lo hacía más fuerte, no me dejó más remedio que buscar su silencio, Buenas Noches y usted nada, le tapé la boca, me mordió, le pegué en el estómago y lloraba, dejó de gritar, eso me hizo pensar con más calma, tenía que buscar una forma en que usted comprendiera lo que había pasado y lo que yo quería de usted, lloraba y no escuchaba, la tuve que golpear varias veces para que dejara de hacerlo, cerró sus ojos y su respiración se aligeró, ese era mi momento para llevarla a algún lugar donde se pudiera hablar con calma, la cargué y no sabía si llevarla a mi casa ya que desconozco dónde viva, a final de cuentas decidí traerla aquí, en realidad es un lugar muy tranquilo, los parques por las madrugadas están ausentes, sólo hay árboles, mire el de allá, es un sauco, hace unos minutos me hubiera gustado mucho que estuviera tan callada como ahorita, en verdad, no es mi intención haberla golpeado pero cuando abrió sus ojos casi cuando llegábamos aquí imaginé que por lo menos diría una cosa diferente a lo que me dijo, esas palabras eran como dirigidas a un asesino o para un ladrón, no me haga daño, qué trataba de decirme con eso, claro que no le iba a hacer nada de daño, únicamente buscaba un par de palabras de su parte, no soporto ver llorar a la gente, mientras caminaba con usted cargándola hasta el parque seguía, que debería de ver una cosa, no le dejé ni una de sus bolsas olvidadas, entonces, porqué lloraba si todas sus cosas yo también las traía, no perdió nada, me senté en esa banca de allá enfrente con usted en mi brazos, seguía llorando y yo sólo le estaba diciendo una y otra vez Buenas noche, Buenas noches, me pedía que no le hiciera daño, temblaba, era el frío, saltó de mis brazos, me golpeó en la cara, trató de correr, la alcancé nuevamente jalándola del cabello, usted cayó al suelo golpeándose la cabeza, estaba gritando y agarrándose la parte de atrás de la cabeza, traté de levantarla pero forcejeaba en mi contra, la tomé con toda mi fuerza, la llevé hasta esta banca, seguía luchando, le abofeteé, me duele admitirlo, continuaba empujándome, la tomé por la cabeza y le pegué una vez contra la banca, se empezaba a quedar quieta, quería que siguiera así, quieta, que me hablara, otra vez le repetí el Buenas Noches y se me quedó viendo, algo de sangre corría desde una de sus mejillas, abrió la boca y dijo algo que no entendí, le pedí que lo repitiera, me acerqué a su boca con mi oreja para escuchar mejor pero sólo oía como respiraba cortadamente por ella hasta que dejó de hacerlo, Buenas Noches le dije y no ha dicho nada desde ese momento, se queda ahí sin moverse y ya es algo tarde, no quisiera dejarla pero como se lo dije ya mandarán por usted, una mujer tan bella como usted siempre tiene a alguien que la esté esperando en su casa, la dejo, espero que algún día nos podamos ver de nuevo y cuando eso pase quisiera que usted fuera la primera en decir algo, adiós y, que pase Buenos Días.